Un turista regresa a su pa�s con un pollito que le hab�an regalado de recuerdo. En el avi�n, la azafata le explica que no se pueden llevar animales; as� que el viajero sale, se esconde el pollito en los calzoncillos y vuelve a entrar al aparato. Se sienta al lado de una monjita y se echa a dormir.
M�s tarde, el pollito saca la cabeza por entre la bragueta del hombre; mira tiernamente a la religiosa y emite un p�o, p�o. La mujer se alarma y se dirige al paseante:
"�Despierte, r�pido, despierte! Mire usted que yo no entiendo mucho de esto, pero me parece que se le rompi� un huevo".
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