En un antiguo reino medieval, un rey pose�a un formidable caballo, todo un semental, pero hab�a un problema: el corcel estaba triste y no hab�a querido comer por m�s de dos semanas.
El monarca env�a un decreto por todo el territorio ofreciendo la mano de su hija la princesa, a quien lograra hacer re�r al animal. Llegaron comediantes, bufones y payasos de todo el reino pero ninguno lograba hacer re�r al caballo. En eso, aparece en el palacio un enano que dice que puede hacer que el caballo se r�a sin parar. Esc�ptico, el rey le da la oportunidad pregunt�ndose qu� puede hacer este enano si ya muchos lo han intentado sin �xito. El liliputiense se acerca al caballo y �ste repentinamente comienza a re�r a carcajadas. El soberano tiene que cumplir su propio decreto y entrega a su hija, la princesa, en matrimonio al enano. La reci�n casada pareja se va a vivir a otro palacio.
En esos d�as, el caballo contin�a con sus carcajadas y no puede parar de re�r. Pasan dos d�as, tres d�as, una semana, dos semanas y el caballo no para de re�r, no come y no duerme. El rey decide emitir otro decreto prometiendo un cofre repleto de joyas a quien logre que el roc�n vuelva a estar triste porque prefiere al caballo como estaba al principio. De todo el reino llegaron individuos despreciables, tristes, deprimentes y ninguno lograba tener �xito. En eso llega nuevamente el enano y se le acerca al caballo y lo deja m�s triste que al principio. Cuando el enano se dispone a recoger su premio, el monarca lo detiene y le pregunta:
"�Qu� fue lo que hiciste cuando quer�a que el caballo se riera?"
"Fui y le dije que yo lo tengo mucho m�s grande que �l".
"�Y cuando lo quer�a triste otra vez que hiciste?"
"Me lo saqu� y se lo ense��".
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