Dos sacerdotes estaban hospedados en


Dos sacerdotes estaban hospedados en un convento para participar en un gran evento religioso. Para no incomodar a las hermanas que resid�an all�, los curas sal�an poco de su cuarto y tomaban el ba�o muy tarde, para no encontrarse con ninguna monja. Una noche salieron de su cuarto a tomar el ba�o y ya estando all� se dieron cuenta que no hab�a jabones. Entonces, uno de ellos dijo:


"Yo tengo jabones en mi cuarto. Voy a buscarlos".


Pensando en ganar tiempo, y sin imaginar que pudiera aparecerse alguien a esas horas, el padre fue a buscar los jabones completamente desnudo. Ya en su cuarto, tom� dos jabones, uno en cada mano, y se dirigi� al ba�o, donde lo esperaba el otro religioso. A mitad del corredor se encontr� con tres monjas que se quedaron perplejas. Como no hab�a donde esconderse, el sacerdote se peg� a la pared y se qued� inm�vil, como una estatua. Las tres hermanas se acercaron a la estatua, admirando la perfecci�n de la obra, hasta que una de ellas llev� una mano a los genitales y jal� el miembro del padre, que, asustado, dej� escapar un jab�n. La segunda monja exclam�:


"�Madre m�a, es una estatua distribuidora de jabones!"


Las hermanas se quedaron maravilladas y, para comprobarlo, la otra hermana tambi�n jal� del miembro del padre, que inmediatamente solt� un jab�n m�s. Entonces, la tercera monja repiti� la operaci�n y no vio ning�n jab�n. Intent� jalar una vez m�s �y nada! Otra vez y otra vez, todo para recibir un jab�n, hasta que grit�, llena de entusiasmo:


"�Hermanas, la estatua tambi�n suelta jab�n l�quido!"

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